
Sera que te pareces a mi viejo, será por eso? En serio si veo una foto de mi viejo – de las ultimas – es notable el parecido físico que mi viejo tenia con Alfonso. Por eso y por su bondad, por su claridad por su discurso trasparente y alentador, quizás por eso me prendí tanto a el.
Mi viejo era Radical y mi vieja un poco más a la izquierda, pero pienso que si mi viejo hubiese vivido en el 83 me hubiese acompañado en seguirlo por donde sea. A veces me pregunto que lastima mi viejo se perdió todo la movida del 83, su impulso, su vitalidad y la gran inyección de esperanza que le dio a la sociedad, Así un día de octubre del 82 alguien me invito a la Federación de Box en la calle Castro Barros, ahí conocí a este hombre que ese día lanzaba Renovación y cambio, un mes después fue el acto del Luna Park y ahí estaba y en ese estadio reventando de gente, y después caminado a contramano por corrientes hasta el obelisco, y Alfonsín y Víctor Martínez a metros míos y yo con miedo a los milicos a la cana, a todo esa mierda que estuvimos viviendo toda la adolescencia.
La historia continúo casi un año y fue seguir a este tipo por donde pudiera hasta saberme los discursos de memoria. Este tipo que hablaba de democracia, de democracia con poder, de cosas que nunca había imaginado, de educar de comer, de libertades individuales, era mágico.
La historia y los años me enojaron con el, el punto final, la obediencia debida, el pacto de olivos me dieron una amargura tan grande con este hombre, me sentí traicionado, dolido lo odie muchísimo. Pero en el fondo seguía siendo mi viejo. Muchos años después me reconcilie con el, entendí su actos desde otra perspectiva, el porque el “Felices Pascuas” fueron realmente felices. En las terribles presiones y en el sacrificio auto impuesto de no cumplir todos sus objetivos en pos de preservar la Democracia incipiente.
Hoy, con el pasar de los años, al verlo tan viejito y tan lucido. Soportando su cáncer con tanta entereza veo acrecentado el respeto por este tipo, y recuerdo ese 30 de octubre de 1983, de la alegría, de no dormir toda esa noche, y sobre todo de sentir a mis 25 años, que por primera vez en mi vida, había ganado algo